La cigüeña me trajo de las bravas playas de Lurín. Es ahí donde mis primeros recuerdos cobran forma. En aquellos domingos de sol abrazador, arena caliente, olas llenas de mal aguas, cervezas enfriándose en la orilla del mar y mi piti-tabla y yo. Ahí viví mis primeras aventuras, mis primeras decepciones y conocí el sentimiento de soledad. De ahí viene mi irrefrenable amor por los atardeceres y por el pollo a la brasa. En Lurín tome conciencia de la risa, de la camaradería y del grupo. Eramos un tribu dominguera, cada uno con su función: Una hacía la parrilla, otro preparaba todo para jugar al fútbol y luego al voléibol y otros simplemente se dedicaban a salvar gente de ahogarse.
Por eso yo vengo de Lurín, el lugar donde mi madre ríe sin parar, mi padre es "El Ariete", mi hermano es Daniel "El travieso", yo soy mi piti-tabla y mi hermana, según mi madre, ya estaba viniendo de París.
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