domingo, 2 de mayo de 2010


Tu mirada me penetra.
Llena mi vacío, une los pedazos rotos de mi corazón.
No me importa ni el antes, ni el después, ni el que dirán.

Tu mirada me hechiza.
Enciende y humedece mis deseos a la misma vez.
A todas horas.
Desde el alba hasta el anochecer.

Tu mirada me hace bello, grande y poderoso.
Me hace mover montañas, cambiar el curso de los ríos,
y cruzar a nado océanos de tiempo en busca de lo olvidado y perdido.
Me hace ser quién soy.
Aquí y ahora.
Nunca y para siempre.

El hechizo de tu mirada me permite pasar al otro lado del espejo.
Ser visible, táctil, corpóreo y tangible.

Nunca cierres los ojos, ni desvíes la mirada.

No quiero desaparecer.

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