miércoles, 1 de septiembre de 2010

El hombre silueta está triste.
No logra dar forma a la mujer de sus sueños.
Con todo su mágico talento no puede moldear las curvas de la mujer que pugna por salir de la jaula de su imaginación.
Él que logra arrancar de las entrañas de la oscuridad y
de la luz lo inimaginable, para asombro de la muchedumbre que en cada función lo aclama.

Y todo porque le falla el pulso cada vez que piensa en ella.
La mano le tiembla, no le responde.
Es su corazón traicionero.

El hombre silueta no puede esculpir las sombras que envuelven a su amada.
No puede hacer su trabajo.
Está enamorado y esa es su maldición.

El hombre silueta está triste.
Ahora ya sabemos porque.

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