jueves, 25 de marzo de 2010


Barcelona Criminal decide dejar de huir.
No vale la pena.
Barcelona Criminal desenfunda el revolver y le quita el seguro.
Si hay que morir más vale que sea matando.
Ahora se siente tranquilo.
Mejor irse de esta manera, quizá hasta salga en la primera plana de la Vanguardia de mañana Lunes. Lástima no estar para verlo. Gajes del oficio.

La primera bala impacta muy cerca de su cabeza, en la pared donde está apoyado. No le presta atención.
Del agujero de bala surge al instante un exuberante Helecho que se aloja en las grietas de la triste pared.

La segunda bala alcanza de lleno su hombro izquierdo, un rojo intenso brota de la herida, son pétalos de Rosa que en un momento cubren el suelo de esa esquina de la Vía Layetana. Se está desangrando con rapidez pero no le importa.

Barcelona Criminal dispara a ciegas, sabe que son varios los que vienen a por él. Sus disparos son explosiones de flores blancas de Jazmín que impregna el ambiente de un exquisito aroma.

Los disparos se suceden, no se ve absolutamente nada, recibe impactos en todo su cuerpo. Hiedras, Geranios, Violetas, Tulipanes y Azucenas empiezan a envolver su cuerpo a modo de mortaja.

Barcelona Criminal ve como una maravillosa Orquídea surge de su pecho abierto.

Barcelona Criminal sonríe y suspira.

Finalmente, la Primavera ha llegado.

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