miércoles, 10 de marzo de 2010

Cuando estoy en el metro veo mucha gente conectada a sus móviles, ipods y miniconsolas.
Por las mañanas, en el tren, no falta quien tiene un portátil abierto, leyendo sus correos electrónicos.
Los fines de semana, cuando paseo por la ciudad me cruzo con un número creciente de personas que hablan solas. Corrijo, están con el manos libres.
La otra vez fui a casa de una amiga, su hijo saltaba frenéticamente entre el portátil y la televisión incapaz de articular alguna palabra.
Una amiga me dice que si no estoy en alguna red social virtual, simplemente no existo.
El éxito se mide por la cantidad de amigos que tienes en facebook.
Dicen que todo esto nos lleva a estar conectados con el mundo, a romper barreras, a estar informados aquí y ahora de lo que sea, a ser más libres.
Jajaja!
¿Libres?
Llevo media hora intentando ser trascendente y/o gracioso escribiendo esto.
¿Para qué?
No sé
¿Por qué?
Porque tengo que “Estar”, según me han recomendado.
“Hacer ruido” Le llaman.
Dudo de publicar esto, es que dicen que hay empresas que buscan los rastros que vamos dejando en el cyberespacio y si uno no es políticamente correcto está frito cuando busca trabajo.

Suspiro

No soy libre, no entiendo, no comprendo los nuevos lenguajes.
Soy ciego, sordo y mudo.

Estoy atrapado en una realidad no virtual.

Prefiero tocar el cuerpo desnudo de mi mujer, que una pantalla táctil.
Soy un incomprendido
No tengo tele, menos tdt.
La gente se rie cuando lo cuento.
Soy un dinosaurio.

Suspiro

Me siento solo
Ojalá que alguien me lea.
Yo también quiero tener amigos al otro lado del espejo.

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